
Siempre voy a recordar mi primer concierto. No porque era el mejor grupo o porque encantaba la música sino porque allí originó mi interés en la música. Tenía doce años y era verano. Estaba en California con mis primos Anthony y Dominick, que son gemelos y casi de mi edad y mis tíos Mary y Jim. Mi madre trabajaba mucho cuando era pequeño y por eso pasé un mes durante el verano en Encinitas – un pueblo al lado de San Diego muy cerca de la playa. Todo el mes lo pasé muy bien jugando con mis primos y surfeando con mi tío pero ya tenía que irme en unos días y me pusé un poco triste. Me gustaba la vida tranquila de la costa oeste y tenía ganas de quedarme más tiempo allí. Entonces unos días antes de que tuviera que irme mis tíos nos llevaron a la presentación de un grupo que tocaba en un concierto gratis.
Era julio en el sur de California, hacía mucho calor. Recuerdo muy bien esperando en una cola para entrar, sudando y aguantando el hambre. En ese momento no tenía mucho interés en la música y prefería estar en la playa o en casa jugando. Sin embargo, no quise decir nada a mis tíos porque estaban emocionados por el concierto. Después de esperar un rato, entramos a un campo donde había gente. Las personas estaban sentadas cerca del estrado hablando y bebiendo cerveza, como marcando su territorio. Me parecía todo un poco raro pero seguí con mis tíos y nos sentamos lo más cerca posible donde esperamos hasta que el crepúsculo.
Al rato, cuando ya era casi noche, se subieron unos tipos a la tarima y la gente se calló inmediatamente. Toda la gente acercaron a la tarima hasta que estaban casi encima de nosotros. La gente me impedía pero por un agujero podía ver lo que ocurría claramente. A continuación los tipos cogieron los instrumentos, se colocaron sus sitios respetivos y empezaron a tocar. Donde había silencio completo un momento, se escuchó con fuerza un sonido que me estremeció todo el cuerpo. Mientras tocaban la primera canción pensaba que no había otra cosa que quisiera hacer. Había tanto energía – tanto sentido. Me encantaba como se movían los músicos con sus instrumentos – era magnífico. Claro que había escuchado música antes pero esto fue totalmente distinto. La música me evocó un sentido como nunca había sentido antes.
El concierto seguía, cada canción mejorando con el aplauso de la audiencia. Estaba atrapado en la música, pensando más y más que quería saltar encima del estrado y tocar con el grupo. La gente estaba saltando y bailando y, de repente, empecé a moverme también. No podía controlar mi cuerpo, era como si la música me arrojara. Recordando hoy día, parece que sólo fue un momento: apareció y se acabó. Pero ese momento fue genial. Fue mi primer concierto – algo que siempre voy a recordar con muy cariño.



